Tras el aumento en las facturas relacionadas con el consumo de energía y la creciente atención a las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente, las soluciones que permiten aprovechar de forma ventajosa la energía gratuita presente en la naturaleza son cada vez más populares y encuentran gran acogida entre las familias españolas.
Entre ellos se encuentran los sistemas fotovoltaicos, que permiten aprovechar la energía solar para autoproducir electricidad que se aprovecha en el hogar y en consecuencia hacer funcionar los electrodomésticos y sistemas (por ejemplo, la calefacción) a un coste mucho menor.
Gracias al ahorro económico que son capaces de generar, las modernas y eficientes placas solares actuales pueden amortizarse en pocos años, sobre todo si se combinan con sistemas de acumulación o "storage", que permiten almacenar la energía autoproducida in situ cuando la casa no "consume", para luego utilizarla a demanda.
Una segunda ventaja tangible de estos sistemas es la posibilidad de aumentar el valor de la propiedad, lo que hace que la inversión sea aún más conveniente.
A continuación, se puede a descubrir cómo funciona esta solución para el hogar, para que se pueda valorar si es realmente una opción adecuada según las necesidades particulares.
Cómo se fabrica un sistema fotovoltaico
El sistema fotovoltaico es una solución capaz de producir electricidad aprovechando la energía gratuita y sostenible del Sol. Esto es posible gracias al llamado "efecto fotovoltaico", un fenómeno físico que permite a algunos materiales, como el silicio, captar la radiación luminosa y transformarla en electricidad.
Un sistema fotovoltaico, concretamente, consiste en:
– Uno o varios paneles solares, también llamados módulos fotovoltaicos, formados por pequeñas células, conectadas entre sí, agrupadas en una lámina de silicio (u otro material semiconductor). Está protegido por otra lámina, esta vez de vidrio, y por láminas de sellado para el aislamiento
– Un inversor fotovoltaico. Estéticamente, es similar a un cuadro eléctrico protegido por una carcasa metálica. Debe instalarse cerca de los paneles, en una habitación convenientemente ventilada, en el exterior o en el ático
– Un contador para medir la energía producida
– Posibles baterías de acumulación para almacenar la energía autoproducida y no consumida inmediatamente
Cómo funciona un sistema fotovoltaico
Empezando por los componentes individuales, ¿cómo funciona una placa solar?
Las placas solares fotovoltaicas captan la energía del sol y la convierten en energía eléctrica, concretamente en corriente continua (CC).
La red doméstica utiliza corriente alterna (CA) de 230 voltios a una frecuencia constante de 50 Hz. Esta conversión la realiza el inversor, de modo que la energía autoproducida puede utilizarse para los distintos servicios de la casa (por ejemplo, electrodomésticos, aire acondicionado, luces, bomba de calor, etc.).
Si el panel es la reina indiscutible de un sistema fotovoltaico, el inversor es sin duda el rey. Es un componente fundamental para la conversión de la corriente producida por los módulos de corriente continua a corriente alterna. No sólo eso, sino que también debe gestionar de forma inteligente la clasificación, de la corriente según la cadena de prioridades: red doméstica, baterías, alimentación y electricidad.
El inversor fotovoltaico puede instalarse en el exterior o en el ático, lo importante es que esté situado lo más cerca posible de los paneles y en una sala debidamente aislada y ventilada, para evitar el sobrecalentamiento de la carcasa o los cambios de temperatura.
Si el sistema se completa con uno o varios sistemas de almacenamiento (o baterías), la electricidad autoproducida que no se consume inmediatamente se almacena dentro de estos sistemas de almacenamiento, de modo que pueda utilizarse para alimentar dispositivos electrónicos en cuanto el sistema deje de producir energía (por ejemplo, durante la noche).
Gracias a los sistemas de almacenamiento se puede aprovechar el 100% de la instalación de paneles solares y aumentar sus niveles de autoconsumo.
Cuando se invierte en la compra de un sistema fotovoltaico, se pueden conseguir tasas de ahorro mucho mayores si se instalan también baterías de almacenamiento. Estos dispositivos son capaces de almacenar el exceso de energía autoproducida por los paneles, asegurando así un suministro de electricidad, que se utilizará cuando se necesite (por ejemplo, por la tarde y por la noche, cuando el sistema está parado y no produce).
¿Dónde instalar los paneles fotovoltaicos?
Para obtener los mejores resultados, los sistemas fotovoltaicos deben instalarse en un lugar con la máxima exposición a la luz solar (normalmente tejados orientados al sur). Las zonas muy sombreadas no son adecuadas.
Los paneles fotovoltaicos suelen instalarse en el tejado, porque esta posición les permite captar los rayos del sol con mayor facilidad, pero las paredes de su vivienda, si tienen las características adecuadas, también pueden ser una buena solución.
Por lo tanto, antes de colocar los paneles, se debe comprobar algunos aspectos:
– Orientación: lo ideal sería tener un tejado orientado al sur, pero las últimas tecnologías permiten optimizar la producción de los módulos incluso en caso de condiciones adversas, como un tejado orientado al norte
– Inclinación: con un techo inclinado a 20/30°, los paneles son capaces de captar la mayor parte de los rayos solares, a cualquier hora del día. En el caso de los tejados planos o ligeramente inclinados, todavía es posible utilizar soportes para aumentar la inclinación de los paneles
– Superficie disponible: el espacio disponible en el tejado influye en el número de paneles que se pueden instalar y, en consecuencia, en la potencia total del sistema
– Presencia de cualquier obstáculo: antenas, chimeneas o árboles cercanos pueden crear sombras y dificultar la refracción de los rayos en los módulos. Hay que asegurarse, por tanto, de que el espacio donde se va a colocar los paneles está libre de obstáculos. Hay que tener en cuenta que la ubicación geográfica también influye en la producción. En el norte de España, un sistema de 1 kW produce 1.000 kWh/año, mientras que en el sur puede llegar a 1.500 kWh/año.
Para mayor seguridad y comodidad, es recomendable elegir un instalador cualificado y competente que pueda identificar la mejor solución para sus necesidades.
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