Cuando era pequeño, mi hermana tenía un pequeño erizo de tierra que se llamaba Matilda y, a pesar de que por fuera irradiaba ternura, no era el más simpático a la hora de hacer amistades ni relacionarse con sus dueños. Sólo gruñía y comía insectos, escondiéndose en su “antipático”…
Ahora puedes leer el artículo de UpSocl sobre Este adorable erizo de tierra ha recorrido el mundo con su tierna sonrisa. Ya desearías ser él.