Si se tiene que realizar la poda de árboles en Madrid, hay que tener en cuenta que la poda otoñal, en el caso de los árboles y arbustos altos, puede evitar la rotura de ramas como consecuencia de los fuertes vientos, las nevadas o las tormentas violentas, que pueden caracterizar los meses de invierno.
La importancia de la intervención especializada
La poda es una operación muy compleja que desempeña un papel fundamental en la gestión adecuada de los árboles y no debe realizarse de forma superficial. Implica la observación y el estudio del árbol en todas las características que posee.
De hecho, cada intervención provoca una herida en la estructura leñosa de la planta: si se realiza de forma incorrecta o en la época del año equivocada, provoca un sufrimiento que puede agravarse con el tiempo.
Por otro lado, el objetivo de la poda es mejorar el aspecto de la planta y el estado de salud. Una poda hábil se adapta a la estructura del árbol, tiende a aligerar lo superfluo, elimina las ramas secas y dañadas, fortalece los brotes y permite que la luz pase por todas las partes del follaje.
Otoño: la estación adecuada para la poda
En otoño, la mayoría de las plantas están en su fase de reposo, que dura aproximadamente de octubre a abril.
En este periodo, los árboles cicatrizan más fácilmente sus heridas de corte, lo que es ideal para la intervención. Tras la poda de otoño, se recomiendan los tratamientos con plaguicidas, ya que la concentración de sustancias es mejor tolerada por la planta.
En el periodo de recuperación vegetativa de primavera, en cambio, se recomienda el mantenimiento de las zonas verdes, con acciones destinadas a apoyar el crecimiento armónico de las plantas: poda, mantenimiento, levantamiento y raleo.
En los meses de verano, una poda de la misma envergadura que en otoño sería, en cambio, perjudicial, ya que provocaría una disminución de la fotosíntesis clorofílica y haría a los árboles más vulnerables al ataque de las plagas.
Una mentalidad errónea, pero aún muy extendida, plantea que se poden los árboles de forma drástica, la llamada poda por razones de "seguridad". Sin embargo, esta es una práctica perjudicial que no es aconsejable realizar.
Los árboles son seres vivos, aliados del hombre en la lucha contra la contaminación, producen oxígeno y son fijadores de dióxido de carbono: podarlos de forma inadecuada es un acto temerario contra el medio ambiente y contra la salud.
Los servicios de poda de otoño
Al cortar arbustos y árboles altos, es necesario actuar de forma organizada, previsible y segura. Además, el corte no es el único aspecto que requiere atención.
Un trabajo profesional de poda también incluye el mantenimiento de la planta, evitando que enferme o suponga un peligro para las personas o los edificios.
Por ello, en función de las peculiaridades y necesidades de cada árbol, hay que basarse en un protocolo que identifica tres principios cardinales: seguridad, mejora y respeto.
La poda de árbol profesional debe perseguir los siguientes objetivos:
Reducir los riesgos de desequilibrio Mantener el control sobre el desarrollo futuro del árbol Evitar la caída de ramas Sanear y consolidar la estructura del árbol Mejorar la apariencia estética
Hay que emplear un enfoque meticuloso y metódico, equipos de última generación y personal altamente especializado. El equipo profesional de poda adecuado debe incluir:
Escaleras telescópicas Plataformas con cestas de elevación Cuerdas y arneses para trepar por los árboles, que permiten al operario trabajar dentro de la copa del árbol, alcanzar las ramas más difíciles con precisión e intervenir con un impacto mínimo tanto en el árbol como en el suelo circundante.
Cómo podar en otoño: ¿qué plantas?
La poda de otoño es una intervención muy importante para promover el crecimiento saludable de muchas plantas, aunque no de todas.
La poda es una intervención que el ser humano puede realizar para ayudar al mejor crecimiento de la planta. Por ejemplo, puede ser necesario restaurar un arbusto o un árbol en el espacio al que está destinado, al igual que es útil cuando la floración o la fructificación comienzan a declinar.
La eliminación de las ramas viejas estimula el nacimiento de otras nuevas, que darán flores y frutos de mejor calidad. Pero incluso si una planta está sufriendo, es aconsejable eliminar las partes enfermas o secas. Además, la eliminación de las ramas secas y sobrantes favorece la entrada de aire y luz en el centro del follaje.
El otoño es una época favorable para la poda de árboles por muchas razones. En primer lugar, las plantas, tras perder sus hojas, se encuentran en reposo vegetativo y hay menos posibilidades de que los patógenos, que podrían entrar a través de la herida, se propaguen. Además, en las especies que pierden las hojas, será más fácil ver la forma de las ramas e identificar el punto adecuado en el que podarlas.
¿Qué plantas?
En otoño se podan principalmente las plantas de hoja caduca y lo se realiza cuando las hojas se han caído por completo.
En otoño y durante los meses fríos también se podan los árboles frutales, eliminando las ramas secas o de crecimiento irregular para obtener un follaje homogéneo.
Cada especie tiene sus propios requisitos, pero casi todas necesitan una poda de mantenimiento durante la fase de reposo vegetativo. Algunas plantas frutales prefieren el final del invierno, como muchos cítricos, otras el final del invierno, como la Pera, la Ciruela o el Kiwi.
Algunos arbustos de hoja perenne pueden podarse en otoño, pero sólo los que toleran bien las bajas temperaturas, como el acebo, el osmanto, la pyracantha o el aligustre.
Lo mismo ocurre con los setos: las especies resistentes que tienen cuatro años pueden someterse a una poda de mantenimiento en otoño. En otros casos, es mejor la poda de primavera.
Se debe aprovechar el otoño para cuidar la zona verde de las empresas y podar los árboles de forma eficaz, segura y respetuosa con el medio ambiente.
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