Ahora puedes leer el artículo de La Voz del Muro sobre Treinta días en la cácel.
El contrato.
Una llamada de telefónica me saco de mis superfluas cavilaciones treintañeras, me llamaba una amiga que desde un restaurante en la capital del país, medio en susurros me decía:
-Maracucho aquí en la mesa de al lado están hablando de ti.
Le pregunté de inmediato:
-¿Y vos…