Una cuerda lo ahorcaba, tenía los días contados, pero un alma buena se apiadó. Pudo volver a confiar

Boef tenía sus días contados. Víctima de abusos y abandono, el pobre perrito ya no tenía energías para seguir luchando por su vida.

Estaba débil, famélico y padecía de un grave caso de sarna. Alrededor de su cuello, una gruesa cuerda se le incrustaba en su piel. La herida era grave y…

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